Las máquinas simples nos rodean y nos hacen la vida más fácil. Aunque con el tiempo han ido evolucionando, siguen utilizándose en numerosas máquinas y sistemas mecánicos, desde una grúa para subir muebles, la carrucha de un pozo, hasta los actuales robots que las precisan para adecuar el movimiento o transformarlo. La fuerza de un robot radica en que sus mecanismos sean los adecuados para la fuerza que deben controlar o su velocidad. Es por esto, que es necesario conocer esos mecanismos, que al final se convierten en el corazón de una máquina, dejando la electrónica y la programación para ser su cerebro. 

¿Te has planteado alguna vez cómo los piñones de una bicicleta te ayudan a subir una cuesta muy inclinada con menos esfuerzo? o ¿Cómo el movimiento longitudinal de los pistones de un coche se transforman en un movimiento rotatorio? ... Te animo a que te sumerjas en estas máquinas, que aunque simples, nos facilitan la vida y lo harán a los futuros robots.